
El Día Mundial del huérfano se celebra cada año el segundo lunes del mes de noviembre, es decir, para este 2025 corresponde el 10 de noviembre. Se trata de una efeméride que invita a la reflexión, la conciencia, la empatía y la acción por parte de todos los miembros de nuestra sociedad, desde los ciudadanos comunes hasta los líderes políticos, las instituciones públicas, las comunidades y las organizaciones no gubernamentales.
Determinar la cifra exacta de huérfanos en el mundo es sumamente difícil. Ahora bien, la incidencia de fenómenos como los conflictos armados, la violencia, la pobreza, las enfermedades, los eventos climáticos y naturales, la inestabilidad política, entre otros, es preocupante porque hacen que la orfandad vaya en aumento. En consecuencia, cada vez más niños y jóvenes se ven en esta situación de vulnerabilidad que afecta significativamente su desarrollo físico, emocional e intelectual.

¿Por qué se celebra el Día Mundial de los Huérfanos?
La celebración del Día Mundial de los Huérfanos tiene varios objetivos. El primero de ellos es poner el tema en la agenda de los medios de comunicación, con el fin de convertirlo en centro de debate para darlo a conocer y, al mismo tiempo, generar conciencia sobre todos los factores que inciden en el aumento de niños y jóvenes huérfanos, y sobre las consecuencias que tiene para ellos.
Por otro lado, se busca dar a conocer las iniciativas que se ejecutan para contrarrestar el problema y, consecuentemente, promover la integración o participación de los ciudadanos, de los actores políticos y sociales y de la comunidad internacional. Todo ello con el fin de involucrar a todos los miembros de la sociedad para abordar las causas y para acoger de manera adecuada a los niños y jóvenes afectados.
La celebración del Día Mundial del Huérfano también tiene como objetivo estimular la creación de políticas públicas, legislaciones, normativas y medidas concretas que contribuyan a mejorar la calidad de vida de estos niños en condición de vulnerabilidad, que les permitan crecer en un entorno armonioso, saludable y enriquecedor en el que se sientan protegidos y en el que puedan desarrollarse de manera plena en todos los sentidos.
¿Qué sabemos sobre la orfandad?
La orfandad está presente, en mayor o menor medida, en todas los países del mundo. Ahora bien, qué significa ser huérfano. Un huérfano es un niño, niña o joven que ha perdido por causa de muerte a uno o a ambos padres, que ha sido abandonado por sus progenitores o a quienes se les ha privado del cuidado parental por razones como el abuso o la falta de capacidad para proporcionarle el cuidado que amerita.
Anteriormente, dentro de las estadísticas sobre orfandad se consideraba solo a los menores de 15 años, pero actualmente se incluye a los jóvenes menores de 18, quienes también son vulnerables y demandan de cuidados y de protección para alcanzar su desarrollo.
Causas de la orfandad
La orfandad es una situación compleja que suele estar condicionada por uno o varios factores interrelacionados, pueden ser sociales, económicos, naturales o sanitarios. Además, es posible que se trate de fenómenos globales o que sean fenómenos que afectan a países específicos:
- La pobreza afecta significativamente a familias que pertenecen a países económicamente vulnerables, lo que, por ejemplo, las hace incapaces de satisfacer necesidades básicas como la salud, quedando expuestas a enfermedades prevenibles.
- El abandono parental puede ser consecuencia de la pobreza, del padecimiento de enfermedades, de luchas personales o de la irresponsabilidad.
- El abuso infantil puede ser físico, emocional o sexual y genera un entorno peligroso para el desarrollo. En casos graves, suelen intervenir los organismos de protección y retirar a los niños de sus hogares.
- Los conflictos armados e inestabilidad política, especialmente cuando se prolongan demasiado y no solo producen decesos, sino también migración o desplazamiento.
- Las epidemias sanitarias, principalmente de enfermedades infecciosas, son una importante causal de orfandad.
- Las catástrofes naturales como terremotos, inundaciones, deslizamientos, entre otrasque devastan países, provocan muerte y trastocan considerablemente la vida de numerosas familias.
Cada uno de estos fenómenos es capaz de cambiar radicalmente la vida de niños, niñas y adolescentes, dejándolos vulnerables.

Importancia de los centros de acogida para huérfanos
La orfandad puede tener consecuencias duraderas para el bienestar físico, emocional y social de los niños y adolescentes. Puede verse comprometido el acceso a la educación, a la vivienda, a la alimentación y a la salud. Además, ante la pérdida de la orientación parental, es posible que se descuide la higiene personal o se dificulte el éxito educativo. También, dada la falta de un entorno familiar estable, pueden devenir problemas de identidad, autoestima y sentido de pertenencia, ansiedad, depresión, entre otros. Y no solo eso, un huérfano tiene mayor riesgo de ser víctima de trata infantil, de explotación laboral o sexual, y de abuso físico.
Es allí donde entran en juego las políticas públicas y las iniciativas diseñadas para garantizar la protección y el bienestar integral de los huérfanos. En este sentido, la acogida en hogares de guarda juega un papel fundamental. En 2017, la ONU reveló que al menos 2,7 millones de niños vivían en instituciones infantiles y orfanatos a nivel mundial.
Estos centros de acogida para huérfanos tienen el objetivo de ofrecerles alojamiento temporal en espacios dignos y seguros, donde se les garantiza la satisfacción de sus necesidades básicas, el acceso a atención médica y psicológica, y a programas enfocados en la recuperación de su autonomía y en la mejora de su calidad de vida.
Como hemos mencionado, la estadía en un centro de acogida es temporal, esto se debe a que su labor está enfocada en brindarles a los niños, niñas y adolescentes huérfanos la oportunidad de ser adoptados o integrados a un ambiente familiar en el menor tiempo posible, para que puedan desarrollarse en un entorno estable e idóneo.
¿Cómo podemos ayudar?
La orfandad es una situación compleja para la que no existen soluciones fáciles. Lo que sí es cierto es que hay esperanza para estos niños, niñas y jóvenes vulnerables y que todos podemos contribuir para que vivan en un entorno más armonioso, seguro y con oportunidades y herramientas que les permitan construir un futuro favorable.
Ahora bien, ¿cómo podemos ayudar? Es importante entender que todos podemos aportar nuestro granito de arena. En primer lugar, reconociendo la importancia de ofrecerles apoyo y atención. También convirtiéndonos en portavoces y replicadores del tema para generar conciencia, participando como voluntarios en actividades, realizando donaciones a instituciones dedicadas al cuidado de niños, niñas y jóvenes huérfanos, y fomentando la adopción y el acogimiento familiar.
Cuéntanos, ¿conoces otras formas de ayudar?


